Arquitectura bizantino características
El ladrillo a menudo queda a la vista, formando patrones decorativos sencillos. Se utilizan tanto para vanos de puertas y ventanas como para la creación de bóvedas. Las iglesias servían como centros de culto y escenarios de ceremonias imperiales. Sus cúpulas, mosaicos y planta central recuerdan a las iglesias de Constantinopla.
Su diseño evoluciona a lo largo del período bizantino. La luz juega un papel crucial, filtrándose a través de ventanas y resaltando los mosaicos.
Esta técnica permite la transición suave de una planta cuadrada a una circular, soportando el peso de la cúpula de manera eficiente. Su técnica y estilo influenciaron el arte medieval posterior. El uso de patios interiores, arcos y mosaicos era común, aunque en menor escala. Los edificios emplean profusamente mármol, mosaicos y dorados, creando espacios deslumbrantes.
La Basílica de San Marcos en Venecia es un claro ejemplo de la adopción del estilo bizantino. Las cúpulas monumentales son un rasgo distintivo, simbolizando la conexión entre lo terrenal y lo divino. Las casas bizantinas, aunque más modestas, presentaban elementos característicos.
La columna contribuye a la verticalidad de los espacios y a la sensación de elevación. Los arcos de medio punto y los arcos de herradura son elementos constructivos recurrentes. La arquitectura reflejaba la ideología y los valores de la sociedad bizantina.
La funcionalidad prima sobre la ornamentación en el exterior. Cada etapa presenta características propias, reflejando los cambios políticos, religiosos y culturales. Esta disposición simétrica facilita la focalización en el altar y la cúpula central. Elaborados con pequeñas teselas de vidrio coloreado y oro, representan escenas con gran detalle y expresividad.
El refinamiento y la sofisticación son características inherentes a esta arquitectura. El uso de la planta central es frecuente en la arquitectura bizantina, especialmente en las iglesias.